Por algo Suiza y Honduras quedaron eliminados en la primera fase. Son los dos peores equipos del grupo H y están entre los más flojos del Mundial. Ayer se empeñaron en demostrarlo.
Pocas veces un marcador explica tan bien lo que ocurrió en la cancha: 0 a 0. Para los suizos, en el pecado estuvo la penitencia. Necesitaban dos goles para clasificarse, pero terminaron siendo víctimas de su propia incapacidad.
Honduras queda como último del grupo, sin ningún gol a favor, aunque David Suazo y Édgar Álvarez estuvieron cerca. Al menos sacaron terminación: un puntito en la tabla de posiciones.
Catrachos y suizos ofrecieron, durante el primero tiempo, 45 de los peores minutos que se han visto en esta Copa, de por sí deficiente. El árbitro tuvo la grosería de añadir un minuto de reposición, cuando lo saludable era detenerlo antes.
Lo de los helvéticos es inexplicable: bajaron a España, candidata al título, y después se dedicaron a dormitar. Una sola batalla ganada es muy poco para un Mundial, sin importar la alcurnia del oponente vencido, y por eso van de vuelta a casa con solo tres partidos.
Timón. El cuadro de Los Alpes depende de Tranquillo Barnetta, el vigía de la media cancha, encargado de repartir las asignaciones del día. La carga fue pesada, sobre todo con Henry Thomas en la nuca.
Por su parte, el técnico hondureño Reinaldo Rueda ajustó la alineación. Sacó de la titular a Amado Guevara, Danilo Turcios y Walter Martínez, quienes no venían haciendo mucho, para experimentar con algunas caras nuevas.
Los catrachos tienen un equipo de fibra, esculpido a puro músculo. Saben chocar y a la hora de un pique le pelean la medalla a Usain Bolt. Pero nada más. El Mundial no es un ejercicio de despliegue físico, hace falta más contenidos, como aplicación táctica, diagonales, desdobles, conceptos que no figuran en el repertorio de la Bicolor.
A Suiza le llegaron noticias de la derrota chilena 1-2 en Pretoria y adelantó filas. Su pegada es débil, así que la empresa resultó imposible; más bien se descuidó atrás y casi propicia el tanto catracho.
El cierre estuvo emocionante, sobre todo en el área europea. Los hondureños hicieron varias veces el sprintde 50 metros planos y tomaron a contrapié a la defensa. Pero fallaron todas las ocasiones. Se la estrellaban al portero, se dejaban cazar por algún zaguero o simplemente dispararan hacia Júpiter.
Los catrachos fueron ocho veces a la pizarra y las ocho hicieron mal el ejercicio. Pero al menos sacaron un punto: pueden presumir que les fue mejor que a Corea del Norte.
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